¿Crees que podrías necesitar un sistema de potabilización de agua pero no estás seguro? En este artículo te resolvemos todas las dudas para que puedas solucionar el problema, tanto si vives en una casa unifamiliar como si formas parte de una comunidad de vecinos.
Es posible que el agua a simple vista parezca que está en perfectas condiciones, pero muchas veces contienen bacterias, sedimentos o químicos que pueden afectar a su potabilidad y, en consecuencia, a la salud.
Esto suele ocurrir sobre todo en áreas rurales, donde hay más falta de redes de agua potable y más contaminación natural. Beber agua sin potabilizar puede causar enfermedades graves como infecciones o intoxicaciones. Conoce todos los riesgos de beber agua en malas condiciones y cómo un sistema de potabilización de agua puede ser la solución que necesitas para tu hogar.
¿Cómo saber si el agua de mi casa o comunidad está contaminada?
A veces, al beber agua del grifo, notamos un color, olor o sabor raro que nos hace pensar que algo no anda bien. Otras, la calidad del agua puede parecer la adecuada pero posiblemente contenga contaminantes invisibles que no se detectan, a no ser que se haga un análisis.
Algunas señales que indican que el agua no es segura para beber y que deberían hacerte sospechar son:
- Sabor, olor y color: si notas un sabor metálico o a tierra, o el color es amarillento o marrón, es posible que el agua esté contaminada.
- Residuos y sedimentos: una señal clara es cuando, al llenar un vaso de agua, ves partículas o residuos flotando o en el fondo.
- Manchas en utensilios y ropa: sospecha también si empiezas a ver manchas en tu ropa o utensilios de cocina, esto puede indicar contaminación por metales o químicos.
- Problemas de salud: si experimentas problemas de salud recurrentes, como problemas estomacales o gastrointestinales, es posible que estén relacionados con la calidad del agua que bebes. Si varios vecinos experimentan los mismos síntomas, es una señal aún más clara de que el agua puede estar contaminada.
Esta contaminación puede estar causada por diversos factores, los contaminantes más comunes del agua son:
- Contaminación microbiológica: algunos parásitos, virus y bacterias, como la salmonela, procedentes de pozos o ríos, pueden infiltrarse y contaminar el agua provocando enfermedades.
- Sedimentos y turbidez: si el agua está turbia, puede ser que contenga sedimentos de arena, arcilla o materia orgánica.
- Presencia de metales pesados: algunos como el hierro y el magnesio no son especialmente dañinos para las personas, pero pueden dañar electrodomésticos. Otros como el arsénico o el plomo pueden ser realmente perjudiciales para la salud.
- Contaminación química: en áreas rurales o de actividad agrícola es posible que se produzca una contaminación del agua por el uso de pesticidas y fertilizantes.
- Variabilidad en la calidad del agua según la época del año: durante épocas de lluvia, por ejemplo, el agua puede arrastrar sedimentos y fertilizantes. En épocas de sequía, se pueden acumular sales y metales pesados.
Métodos para evaluar la calidad del agua
Para evaluar la calidad del agua se deben analizar varios parámetros y compararlos con los estándares establecidos por agencias como la OMS. Existen varios métodos para analizar estos indicadores y determinar la calidad del agua, algunos pueden realizarse en casa fácilmente, otros requieren de un análisis en laboratorio o el uso de herramientas especiales. Si sospecháis que el agua de vuestra comunidad está contaminada, lo mejor es contactar con un profesional o empresa especializada para que realice un análisis completo.
Los indicadores más importantes que se deben tener en cuenta para la evaluación de la calidad del agua son:
- El nivel de oxígeno disuelto: el nivel adecuado es entre 1 y 2 ppm. Esto se puede medir con herramientas como un medidor digital o un sensor óptico. Para resultados más precisos, se puede analizar el agua utilizando el método de Winkler en un laboratorio.
- El pH del agua: el nivel adecuado de pH es entre 6,5 y 8,5. Esto se puede medir en casa con unas tiras que cambian de color o utilizando pH-metros digitales.
- La turbidez y temperatura: la turbidez se puede evaluar a simple vista, por ejemplo utilizando un vaso transparente. Para un análisis más preciso se pueden utilizar turbidímetros o un disco de Secchi en zonas rurales. La temperatura se puede controlar usando un termómetro.
- La conductividad eléctrica: lo ideal para medir la conductividad es utilizar un conductímetro, que mide la concentración de iones del agua.
- La presencia de bacterias y microorganismos: se pueden realizar pruebas rápidas en casa, hay kits para detectar bacterias como la E. coli, aunque para obtener datos más detallados es recomendable testear una muestra de agua en laboratorios con la técnica de filtración por membrana o con placas de cultivo.
- El total de sólidos disueltos: el nivel de sólidos disueltos ideal en agua no debe superar los 300mg/l. Esto se puede calcular con medidores electrónicos que se pueden utilizar en casa o a través de un análisis gravimétrico en laboratorio, donde se miden cuántos residuos sólidos quedan tras evaporarse el agua.
¿Qué problemas podría causar el agua de mi pozo, río o manantial?
El agua proveniente de pozos, ríos o manantiales, que no ha sido tratada, puede contener contaminantes físicos, químicos y microbiológicos que pueden causar problemas.
Al ser fuentes de agua natural, pueden contener contaminantes químicos como metales pesados o pesticidas que provengan de la actividad agrícola o industrial. Esto puede llegar a provocar enfermedades graves como hepatitis, problemas renales o incluso derivar en un cáncer, a la larga. Aparte de esto, también pueden transportar microorganismos dañinos como virus y protozoos, que provoquen infecciones que se acaben transmitiendo a otras personas a través del agua contaminada. Si además vives en una comunidad de vecinos, la propagación de estas enfermedades puede ser especialmente rápida.
La calidad del agua puede provocar también daños en las infraestructuras causando corrosión y deterioro en tuberías, bombas de agua o sistemas de drenaje. Los costes de reparación serían aún más altos en una comunidad de vecinos que comparte estas infraestructuras.
¿Qué sistemas de potabilización de agua existen?
La potabilización consiste básicamente en eliminar las toxinas y contaminantes del agua para hacerla apta para el consumo humano.
Normalmente este proceso se lleva a gran escala en plantas potabilizadoras donde de trata el agua primeramente eliminando los fragmentos sólidos, después añadiendo componentes químicos para equilibrar el pH y eliminar otros contaminantes, se filtra y se decanta para separar el resto de partículas y finalmente se desinfecta con cloro u ozono y se analiza su calidad.
Además de este, existen varios sistemas de potabilización de agua para viviendas y comunidades vecinales que se pueden incorporar, como los sistemas de osmosis inversa, plantas compactas o filtros.
¿Qué tipo de sistema necesito según la calidad del agua?
El sistema de potabilización adecuado dependerá de la calidad del agua y el tipo de contaminación. ¿Está tu agua contaminada químicamente?, o ¿contiene grandes partículas y sedimentos? Dependiendo de esto, necesitarás un sistema de tratamiento de aguas u otro para tu vivienda.
Algunos de los sistemas más comunes son:
Filtros para sedimentos y turbidez: son económicos y efectivos para agua con partículas grandes y bajo riesgo de contaminación química. Eliminan sedimentos como arena y arcilla que generan turbidez y son ideales para una primera fase de filtrado o para agua que no va a ser consumida, ya que no eliminan bacterias, virus ni contaminantes químicos.
- Sistemas de desinfección UV o cloración: este sistema elimina microorganismos patógenos. La luz ultravioleta y el cloro eliminan bacterias y virus, ideal para agua microbiológicamente contaminada, aunque debe combinarse con un filtrado previo, ya que no eliminan sedimentos ni metales pesados.
- Ósmosis inversa: es ideal para eliminar contaminantes como nitratos, arsénico y metales pesados, que al filtrar el agua por una membrana quedan retenidos. Se utiliza en fuentes de agua contaminadas químicamente como pozos, aunque no elimina sedimentos ni compuestos orgánicos volátiles.
- Plantas compactas: estos sistemas combinan varios procesos en una solución integrada. Son pequeñas máquinas potabilizadoras perfectas para hogares con diferentes tipos de contaminación, ya que combinan procesos como filtración, cloración, ósmosis inversa y UV en el mismo lugar.
Condiciones del agua |
Sistema recomendado |
Qué elimina |
Turbidez alta |
Filtros para sedimentos y turbidez |
Sedimentos, partículas grandes, turbidez. |
Contaminación por microorganismos |
Desinfección UV o cloración |
Bacterias, virus, protozoos. |
Contaminación química |
Ósmosis inversa |
Metales pesados, nitratos, arsénico, químicos |
Contaminación múltiple |
Plantas compactas |
Sedimentos, bacterias, virus, metales pesados, químicos y materia orgánica. |
Cómo elegir un sistema de potabilización
Antes de elegir uno de los sistemas de potabilización de agua es importante realizar un análisis e identificar sus contaminantes, ya que no todos sirven para tratar el mismo tipo de sedimentos y toxinas. Si no tienes esto en cuenta, podrías estar utilizando un sistema que no es el adecuado para ti y estar consumiendo agua en mal estado aunque la estés filtrando. Un mal sistema de potabilización en una comunidad de vecinos puede poner en riesgo la salud de todos los residentes.
Después de este análisis y una vez tengas claro qué tipo de sistema es el que necesitas, deberás tener en cuenta una serie de factores a la hora de escoger el equipo:
- ¿Cuánto cuesta instalar y mantener un sistema de potabilización? El coste varía según el sistema que necesites. La instalación de un sistema de ósmosis inversa doméstico puede costar entre unos 100€ y 500€, un sistema de filtros básicos ronda los 50€. Por otra parte, los sistemas para comunidades de vecinos suelen ser más caros que los domésticos, pero a menudo resultan más económicos por persona debido al reparto del coste entre los vecinos.
- El coste de mantenimiento de los aparatos de potabilización también varía, entre cambios de filtros y reparaciones puede rondar entre 100 y 700 euros anuales ¿Cuánto mantenimiento necesita un sistema de potabilización? Sistemas como filtros de sedimentos requieren limpieza o reemplazo periódico, mientras que otros más complejos, como las plantas compactas, pueden necesitar mantenimiento y revisiones regulares para garantizar su eficiencia.
- ¿Es difícil instalarlo o puedo hacerlo por mi cuenta? Algunos como los filtros sencillos o la osmosis inversa doméstica suelen ser fáciles de instalar, con instrucciones claras para hacerlo por tu cuenta, . Otros como la desinfección por UV requieren de la ayuda de un técnico especializado.
- ¿Qué pasa si no tengo acceso constante a electricidad? En áreas donde la electricidad es intermitente, como en zonas rurales, si es posible se recomienda optar por sistemas que no requieren electricidad, como filtros de sedimentos o desinfección mediante cloración para evitar interrupciones en la potabilización.
- Tamaño y capacidad del sistema. El tamaño del sistema debe adaptarse al espacio disponible y al volumen de agua necesario. Para familias pequeñas, filtros compactos son suficientes, mientras que para comunidades de vecinos es mejor optar por equipos más grandes.
- Durabilidad. Los sistemas fabricados con materiales como acero inoxidable y componentes de calidad aseguran una durabilidad mayor, minimizando costes a la larga.
Beneficios de un sistema de potabilización en viviendas
El acceso a agua potable es vital para el bienestar de las personas. Contar con un sistema de potabilización de agua en el hogar no solo ayuda a mejorar la calidad de vida de las familias, sino también supone unos beneficios económicos y sociales.
Al eliminar los contaminantes tóxicos del agua, un sistema de potabilización garantiza que tanto tú como tu familia o vecinos podáis consumir agua limpia y segura, lo que aumenta el bienestar general y reduce el riesgo de contraer enfermedades graves a través del agua. Esto, a su vez, reduce los gastos médicos derivados de consultas y tratamientos relacionados con enfermedades transmitidas por el agua.
En comunidades de vecinos con acceso limitado a agua potable, un sistema de potabilización puede aumentar la autonomía y fomentar un entorno más saludable para todos los residentes. Y no solo eso, al consumir agua del grifo, se reduce el consumo de agua embotellada, lo que contribuye a la sostenibilidad y reduce la contaminación por plástico en el medio ambiente.